Del
mismo creador de los Derechos Humanos son una cojudez o la mujer se pone, como
en un escaparate, provocando; llega el referéndum para el matrimonio homosexual
y la pastilla del día siguiente, cortesía del celebérrimo, excelso y piadoso
Juan Luis Cipriani. Celebres frases que, sin duda, no dejan de sorprendernos cada
vez que el cardenal aprovecha su pulpito o su espacio radial para meterse en
asuntos que atañen únicamente al Estado y que buscan echar más leña al juego en
cuestiones que de por sí vienen dividiendo a la opinión pública.
Cipriani
ha planteado que le pregunten al pueblo si quiere matrimonio homosexual y que
le consulten a la gente más sencilla si desean la pastilla del día siguiente, mostrando
nuevamente ese carácter intolerante al que ya nos tiene acostumbrados, pero a
la vez un desconocimiento total sobre leyes, tratando de manipular a la ciudadanía,
creyendo que el país aún se encuentra en la época colonial, de santas
inquisiciones y de torquemadas, cuando la verdad es que la iglesia necesita un
cambio en ideas más libertarias, dejando atrás su legado arcaico y
oscurantistas que llevó a que ese pueblo, al que tanto menciona, viva por siglos
en la ignorancia.
Ya
expertos en el tema y opinólogos han señalado que llevar a consulta dichas iniciativas
son descabelladas, pues como señala el artículo 32 de la Constitución Política
no pueden someterse a consulta popular la supresión o la disminución de los
derechos fundamentales de las personas, como así lo son en esos casos.
Asimismo,
ningún congresista o alguna otra figura eclesiástica han dicho esta boca es mía en apoyo a tal
barbaridad, por el contraria han mantenido distancia ante tal absurdo.
Por
qué mejor y aprovechando la coyuntura de los temas, se hace un referéndum para hacer
respetar la laicidad del país o mejor aún, cortar los generosos beneficios que
la iglesia católica tiene en el Perú y que, obviamente, podrían ser mejor utilizados
en otras carencias.
Pues
tal como señala la periodista Claudia Cisneros en un artículo realizado en el
diario La República http://larepublica.pe/impresa/opinion/714918-candidatos-respeten-el-estado-laico,
las gollerías que tiene la iglesia, además de contar con el papel permisivo del
Estado, son realmente escandalosas, entre ellas los más de dos millones y medio de
soles que recibe al año o las exoneraciones y privilegios tributarios que le
otorgan las leyes vigentes.
Y
si bien hacer entender al cardenal que su intromisión en políticas de estado
está demás, es también papel de los ciudadanos, sean creyentes o no, no dejarse
manipular a la hora de decidir que les concierne, pues apoyar la unión civil o
utilizar la píldora del día siguiente son elecciones de uno mismo.
Por
último, si tanto le gusta al cardenal entrometerse en los destino del país, que
espera, tal como dice la congresistas Indira Huilca, para colgar la sotana y
meterse de lleno a la cancha política, aquella donde tanto advenedizo,
oportunista y mercachifle ha logrado entrar y donde de seguro se movería como
pez en el agua ante los mulderes, becerriles y demás politiqueros que habitan
en ese tétrico, chamuscado y doloso lugar llamado Congreso.
El cardenal Juan Luis Cipriani en su discutido programa Diálogos de Fe, donde mezcla su activismo religioso con sus metidas de pata en tema políticos.