El actual
surgimiento de la novela policial con ese toque noir -género negro tan
representativo de los años 40 y 50 del siglo XX-, le debe en gran medida a la
creatividad e inspiración de un díscolo escritor que comenzó su periplo
literario tardíamente pero que, sin duda, lo ha llevado a convertirse en uno de
los principales novelistas de culto de las últimas décadas.
Nos referimos
a James Ellroy (Los Ángeles, EEUU, 1948), quien luego de una vida azarosa y
complicada, empezó a la edad de treinta años a desentrañar sus fantasmas del
pasado gracias a la escritura, quizás la única buena actividad que había
aprendido y con la cual, como él dijo alguna vez, lo apartó del flirteo que
tenía con la enfermedad mental.
Pues la vida
de Ellroy es por sí sola una novela. Nacido en un suburbio de L.A., donde las
peleas entre pandillas latinas y la policía, el tráfico de drogas y la
prostitución adornaban el paisaje diario. El pequeño James vivió la violencia
familiar a temprana edad, su madre era una enfermera con serios problemas con
el alcohol y su padre, un contador venido a menos que desfogaba sus diarios ataques
de ira en la figura de su mujer.
Por ello,
cuando Jean Hilliker Ellroy logró la custodia de su hijo, luego de divorciarse;
se mudo a El Monte, un barrio deprimente en las afueras de California. Sin
embargo, lo peor estaría por venir cuando una mañana de 1958 el cuerpo de la
señora Ellroy es encontrado en un paraje cercano a su casa con signos de haber
sido estrangulada. El crimen nunca fue resuelto y el asesino jamás encontrado.
El recuerdo de
su madre y la impotencia de no hallar a los culpables llevarían al adolescente James
a involucrarse con las drogas y el alcohol, además de ser un ladrón de poca
monta y un pervertido sexual que expiaba a las mujeres, introduciéndose en
casas para robar comida y ropa interior femenina, razón por la cual pasó un
tiempo en prisión.
No obstante,
en el trascurso de esos tumultuosos años, Ellroy se convertiría en un ávido
lector de novelas policíacas, siendo una de sus favoritas La Credencial: Una historia de Los Ángeles de Jack Webb. Los
relatos de ese libro, despertaron en él la fascinación y la obsesión por las
historias escabrosas, principalmente por la detallada narración del horrible crimen,
cometido en 1947, de una aspirante a actriz llamada Elizabeth Short, a quien
los cronistas de esa época llamaron: ‘La dalia negra’.
Identificado
con este homicidio, Ellroy escribiría en 1985 el libro que lo llevaría a
convertirse en una repentina celebridad de las letras. El título de la obra
sería el mismo apodo de la desdicha chica, en un intento explícito de combinar
el crimen no resuelto de su madre con el famoso caso que tanto lo sedujo en su
juventud. En este se mezclaban paralelamente acontecimientos verdaderos con
hechos ficticios y sería el primer éxito del hasta entonces poco conocido
escritor.
Años antes y
ya recuperado de sus vicios, escribiría, mientras trabajaba como caddy en un
club de golf, su ópera prima Réquiem por
Brown, que recreaba su propia vida. Pero es con el cuarteto realizado a su
ciudad natal: comenzando con La Dalia
Negra y siguiendo con El gran
desierto, L.A. Confidencial y Jazz Blanco, los cuales comprenden una
oscura, bizarra y obsesiva historia de Los Ángeles de mitad de siglo; lo que lo
llevaría a convertirse en un autor de culto y ser considerado, en Europa, casi
un semidiós cultural del genero noir.
Otra de sus
obras cumbres sería Tabloide Americano,
calificada en 1995 por la revista Times como novela del año.
Gracias a su
narrativa telegráfica, aprovechando la dureza y fuerza que pone en sus frases,
cortantes y ambiguas, James Ellroy se ha convertido en uno de los grandes escritores
norteamericanos de estos tiempos. Algunos de sus libros han sido adaptados al
cine y ya nada queda del procaz y vicioso joven que alguna vez fue. Hoy
millonario y viviendo de las regalías de sus obras en su rancho de Kansas City,
se puede decir que venció a la oscuridad con el talento innato de escribir.
Foto 1: James Ellroy, tal como luce actualmente.
Foto 2: La noticia de la muerte de su madre (al margen izquierdo) acaparó titulares de la época.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario