El
odio virtual crece a través del anonimato y gracias al poder de alcance del
Internet
El discurso de índole racista e
intolerante se ha instalado tan rápidamente en las redes sociales, que, prácticamente,
no hay día que tal o cual comentario tenga connotaciones de odio racial. El último
caso es el de dos colegios religiosos que disputaban la final de un partido de
fútbol y en el cual, uno de los bandos colgó en facebook frases discriminatorios
que hacían alusión al aspecto étnico y social de su rival.
Cuesta creer que en un país tan
multicultural como el Perú, en vías de desarrollo y crecimiento expectante, el
cholo, el indio, el chino y el blanco, sigan conviviendo juntos pero no unidos,
donde el 90% de la población reconoce la existencia del racismo, aunque, irónicamente,
son raros aquellos que se identifican con esta tara.
Y si bien el racismo ha sido visto por
la pacata sociedad peruana como un tema tabú. Ahora, debido al facebook y el
twitter, viene logrando una inusitada presencia pública, la cual comenzó a
verse reflejada en los comicios presidenciales del 2011. A raíz de los
resultados electorales, usando el anonimato y la gran posibilidad de llegada en
la red, muchos comentarios de marcado acento racista se multiplicaron. Frases
como ‘serranos muéranse de frio ahora que
Humala ganó’ o ‘Ya no voy al hotel
Los delfines, pues allí dejan entrar a cualquier sirviente (en clara
alusión al centro de campaña del partido nacionalista)’, fueron tema del momento
y mostraron como desde varios sitios web, blogs y comunidades virtuales se
diseminaba el odio racial.
Para el reconocido especialista en
derechos humanos, Wilfredo Ardito Vega, los comentarios racistas demuestran que
el Perú, es efectivamente, una sociedad racista. “Hasta hace pocos años, muchos
peruanos sostenían que en nuestro país no habían racismo, sino discriminación
por razones económicas. Sin embargo, con motivo de esas últimas elecciones, la
proliferación de insultos racistas en Internet llevó a que este problema se
aprecie en toda su magnitud. Es evidente, además, que estas expresiones son el
síntoma de un problema mayor: los peruanos de rasgos andinos, asiáticos o afrodescendientes
siguen siendo percibidos como seres inferiores cuya vida vale muy poco y sus
preferencias tanto políticas como ideológicas menos aún”, señala.
Esto nos recuerda, dice el
entrevistado, que somos una sociedad en formación, donde los principios básicos,
como la igualdad entre los seres humanos, todavía no han sido aceptados,
todavía la palabra ‘igual’ es complicada y la noción que tenemos de ella es difícil
de aceptar.
Un dato que añade Ardito Vega, quien
es, además, profesor de sociología en las universidades Católica y San Marcos,
es que en el Perú, al contrario de lo que sucede en otros países, las víctimas
de racismo son la mayoría y esa es su principal característica. “Aquí existe un
odio racial ejercido por una minoría, pero una minoría que ha interiorizado lo
que piensa hacia esa mayoría, que a su vez ejerce esta tara contra ellos mismo”.
Invasión
en la WEB
Volviendo al tema, no es de
desconocimiento que cada día crece más la cantidad de sitios web dedicados a
cultivar el odio racial en el mundo, debido al hecho de poseer una red
internacional que no tiene límites territoriales. Si bien los primeros se
originan en EEUU y Europa, rápidamente han conseguido adeptos en los demás
países y en el Perú viene siendo reflejado vía facebook y twitter principalmente.
Para el especialista, es de necesidad
social aplicar normas que ayuden a combatir dicho flagelo, pues prácticamente
las redes sociales son consideradas una sociedad virtual y donde hay sociedad
existe el derecho.
Pese a que la falta de una legislación
adecuada permite la proliferación de actos que van en contra de las reglas
establecidas y que deberían ser aplicables para los usuarios de la red, su
implementación se torna difícil cuando se debe extirpar el tumor del racismo
del cuerpo del Internet, sin dañar los órganos vitales de la libertad de
expresión. “Debe existir un equilibrio pues siempre aparece el riesgo de la
amenaza a las libertades”, precisa.
Una solución sería adoptar dispositivos
legales coherentes con los organismos internacionales de derechos humanos para
contrarrestar la incitación al odio y a la violencia racial que se da a través
de las nuevas tecnologías, además de una cooperación jurídica internacional
para identificar y aplicar las prácticas adecuadas en la lucha contra la
diseminación del racismo. No obstante, hasta el momento, muy poco se ha hecho.
Una
luz de esperanza
Para defenestrar al racismo de nuestra
sociedad debe existir cosas concretas, exige Ardito. Y una de ellas es la
aprobación del artículo 130 del Código Penal en lo referido a la injuria,
señalando como agravante ofender a una persona por criterios raciales o por su
identidad étnica. La sanción sería de 120 días de servicios comunitarios y se
aplica a todas las injurias raciales, no solo a las dirigidas a los
afroperuanos o andinos.
Y si bien desde octubre del año pasado
la discriminación a través de Internet puede ser sancionada gracias al artículo
323 de la Ley de Delitos Informáticos, la oficina de Ciudadanía Intercultural
del Ministerio de Cultura a través de la página www.alertacontraelracismo.pe aún
no ha recibido ninguna denuncia de discriminación por racismo en redes
sociales, lo que originaría un demanda judicial para el infractor.
Foto 2. Wilfredo Ardito Vega, especialista en derechos humanos y profesor de sociología en las universidades Católica y San Marcos.
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