viernes, 6 de junio de 2014

EL MISTERIOSO SEÑOR SALINGER


Cuando en 1980, el desequilibrado Mark Chapman asesinaba de cuatro balazos al músico John Lennon al pie del edificio Dakota en Manhattan. La policía, luego de detenerlo y registrarlo, encontró entre sus pertenencias, una edición de El guardián en el centeno, un libro que hablaba sobre la azarosa vida de un joven rebelde e inmaduro llamado Holden Caufield, quien es expulsado de una escuela universitaria y se convierte en un icono del odio y la ansiedad adolescente. Quizás Chapman -como toda su generación- se identificó con esta especie de antihéroe de afilados pensamientos contra el mundo y la moral postguerra.

Narrada en primera persona, la obra trata acerca de la visión particular que tiene su protagonista sobre sus inquietudes y angustias, su resentimiento por el ser humano, a veces sin razón aparente, a tal punto de deprimirse por la hipocresía que lo rodea. Pero si el libro, convertido en una novela de culto, puede ser una rareza literaria, quizás aún mayor sea la vida enclaustrada y esquiva de su autor, el genial J.D. Salinger.

Nacido en New York en 1919, como Jerome David Salinger, fue desde niño un ser tímido y solitario, lo cual, sin duda, acrecentó mucho su autoexclusión de la vida pública. Empezó su labor como escritor a temprana edad, quizás para aislarse de ese mundo que no lo comprendía, entre sus primeros relatos destacan Un día perfecto para el pez banana, que luego aparecería en la colección “Nueve Cuentos (1949)” y que trata sobre la luna de miel de un joven llamado Seymour Glass, el cual sería su personaje fetiche, pues estaría presente en otros relatos como: Franny y Zooey (1961), Levantad carpinteros la viga maestra (1963) y Seymour: una introducción (1963).

Antes de ello, su vida daría un giro completo al ser reclutado para combatir en la Segunda Guerra Mundial e incluso estuvo presente en el desembarco a Normandía. Luego del conflicto armado algunas de sus historias serían publicadas en la revista ‘The New Yorker’, siendo una de las más populares Para Esme con amor y sordidez, en la que narraba sus traumáticas experiencias en el fragor de la batalla.

Sin embargo, alcanzaría gran notoriedad con la mencionada El guardián en el centeno (The Catcher in the Rye en inglés (1951)), su primera novela corta, la cual, gracias a la buena acogida de parte de los críticos literarios y del público en general, se convirtió rápidamente en un best seller. Pero luego de haber obtenido el reconocimiento como escritor y una gran notoriedad, Salinger se convirtió, inexplicablemente, en un recluso de sí mismo, se desligó del mundo exterior y entró en un completo ostracismo, rechazando entrevistas e incluso tratando de exponerse lo menos posible, lo que en vez de apartarlo de la vida pública, acrecentó el morbo de la gente por saber más acerca del él.

Casado tres veces, su última esposa fue la enfermera que lo cuidó los últimos treinta y cinco años de su vida. Tuvo dos hijos, el varón llamado Matt, es un actor esporádico, y su hija Margaret una escritora que en el 2000 publicó: El guardián de los sueños, donde detalla ciertas exquisiteces de su progenitor, como su predilección por el budismo zen, su vegetarianismo, su adicción a la televisión y la glosolalia, supuesto fenómeno de hablar una lengua desconocida mientras se está en trance místico.

Las regalías por sus relatos, lo llevaron a vivir en una mansión apartada, en Cornish, New Hampshire, donde siguió escribiendo. No obstante, los paparazzis, los buscadores de autógrafos y los curiosos, siempre hallaron el modo de llegar hasta este inhóspito lugar con la única idea de tomarle una foto o simplemente ver a este hombre que convirtió su propia vida en un misterio, pues tal como lo declaró alguna vez, “los sentimientos de anonimato y oscuridad de un escritor constituyen la segunda propiedad más valiosa que le es concedida”.

Su hermetismo fue total que por décadas se especuló que había fallecido tiempo atrás. Dato que fue finalmente corroborado el 27 de enero del 2010 a la edad de 91 años y por causas naturales.

 
J.D. Salinger con su hija Margaret en foto tomada a mediados de los años 50.

Así reaccionaba cuando su intimidad era vulnerada. Esta foto es de los años 80 agrediendo a un fotógrafo. 
 
 

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